El Tour 2025 vuelve a sus orígenes en una edición 100% francesa
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El Tour 2025 vuelve a sus orígenes en una edición 100% francesa




2024-10-29

El Tour de Francia 2025 recupera un recorrido clásico, íntegramente en suelo francés y, eso sí, huye del llano y se abona a la media montaña. No faltarán las grandes cimas del Tour, con cinco finales en alto, y aumenta terreno contra el crono, con dos contrarrelojes en una edición que rendirá homenaje a los grandes campeones galos.

Después de tres ediciones de inicio fuera de sus fronteras, Copenhague, Bilbao y Florencia, y un año antes de que comience en Barcelona, el Tour ha querido asentar sus bases en Francia, por primera vez desde 2020. La próxima edición tendrá la salida en Lille el 5 de julio y la meta en los Campos Elíseos de París el 27, medio siglo después de la primera vez que la avenida sirviera de decorado al podio final y tras el "exilio" del año pasado a Niza para dejar paso a los Juegos Olímpicos.

Entre medias, 3.320 kilómetros, algo menos de la media, seis etapas de media montaña, cinco en alto, con travesía del Macizo Central, Pirineos y Alpes, dos contrarrelojes, una de altitud en Peyragudes, y multitud de pequeñas cotas diseminadas a lo largo del recorrido para evitar el tedio del llano. "No es que no queramos que ganen los ´sprinters´, pero queremos que sus equipos se lo trabajen, que las etapas no estén escritas por adelantado", explica Prudhomme, atenazado por el aburrimiento de varias jornadas de la última edición.

Sus equipos han buscado "la más mínima cota que hay sobre la geografía francesa" para dar picante a la travesía del país, desde el norte al noroeste, Bretaña y Normandía, para dirigirse luego al centro, bajar a Pirineos y poner rumbo a los Alpes.

Una "falsa sensación de llano", que describe el patrón del Tour, con "trampas" en Boulogne desde la segunda jornada, o Ruán en la cuarta, una crono llana de 33 kilómetros en la quinta en Caen, finales escarpados los dos días siguientes en Normandía y en el ya clásico Muro de Bretaña, y la cita con el Mont-Doré, culminación de hasta siete cotas valederas para el premio de la montaña.

De camino, rendirán homenaje a Jacques Anquetil con una meta en Ruán, donde vivía y donde murió en 1987; la travesía de Yffiniac, donde nació Bernard Hinault o un inicio de etapa en Saint-Méen-le-Grand, donde vio la luz Louison Bobet, el primer ciclista en ganar tres Tour, del que se cumplirá el año próximo el centenario de su nacimiento.

Tras el descanso en Toulouse, una nueva jornada accidentada dejará al pelotón en Pirineos, con un primer final en Hautacam, con sus 13,6 kilómetros al 7,8 % tras haber ascendido el Soulor y el Bordéres. Seguirá la cronoescalada al altipuerto de Peyragudes, 11 kilómetros de jornada de los que 8 son de ascenso al 7,9 %, con el terrible final al 16 %.

El regreso de Superbagnères, 36 años después

Y de postre la llegada a Superbagnères, que el Tour no ascendía desde 1989, cuando Pedro Delgado se reenganchó a la general en una edición que comenzó con el retraso acumulado en Luxemburgo, y que será esta vez el punto culminante de un día con ascensos al Tourmalet, el Aspin y Peyresourde.

La transición hacia los Alpes, con un segundo reposo en Montpellier, pasará por el Mont Ventoux, de nuevo meta de una jornada por vez primera desde 2013, después de que en 2016 el fuerte viendo en la cumbre obligara a recortar el trayecto en una edición marcada por la alta afluencia de público que provocó caídas, incluida la del británico Chris Froome que con el maillot amarillo no dudó en lanzarse a la carrera pedestre en busca de la cima.

Vendrán después tres jornadas alpinas con dos finales en alto, empezando por el ya mítico Col de la Lòze, calificado por Prudhomme como "una cima del siglo XXI", que se ascenderá por tercera vez desde su ´descubrimiento´ en 2020, pero en esta ocasión por la otra vertiente, "igual de irregular, igual de dura, pero algo más corta", 26,2 kilómetros al 6,5 % de desnivel, tras haber ascendido el Glandon y la Madeleine.

La alta montaña se despedirá en la etapa 19, dos días antes de la llegada a los Campos Elíseos, con una meta en La Plagne y sus 19,1 kilómetros al 7,2 % de desnivel, que la carrera no visitaba desde la victoria de Lance Armstrong en 2002 y donde tienen también grabado su nombre Delgado, en 1987, y Miguel Indurain en 1995.

Una etapa de media montaña con final en Pontarlier, un último guiño a los "aventureros de la carrera", llevará al pelotón hasta el paseo triunfal del ganador por los Campos Elíseos. Otro guiño a un campeón galo, Bernard Thevenet, el primero en ganar en esa meta hace 50 años.

El Tour de Francia se podrá ver en todos los canales de RTVE (TVE, La2, Teledeporte y RTVE Play) desde el próximo 5 de julio al 27 del mismo mes con los comentarios de Carlos de Andrés y Pedro Delgado. Vive el ciclismo en RTVE.

El Tour femenino se hace grande

Antes de desvelar el recorrido del Tour masculino se hizo público el de la ronda femenina, que en 2025 crece con una jornada y la irrupción de la temible Madeleine como juez final de la general. Las ciclistas se lanzarán el sábado 26 de julio, un día antes de que el Tour masculino celebre al ganador en los Campos Elíseos, para terminar el domingo 3 de agosto tras haber atravesado la media montaña de Armórica, el Macizo Central y los Alpes.

"Queremos acompañar el crecimiento del ciclismo femenino y eso nos obliga a ir un poco más allá", afirma la excorredora Marion Rousse, directora de la carrera, que asume el aumento en dureza de la edición número 4, que como ocurre con el masculino tendrá un recorrido totalmente francés, tras el inicio del año pasado en Países Bajos.

La penúltima etapa llevará el cartel de reina, escarpada hasta su traca final, con ascenso a la Madeleine, 18,6 kilómetros al 8,1 % de desnivel, que albergará la meta y, probablemente, dejará vista para sentencia la general. "Después de La Planche des Belles Filles, del Tourmalet y del Alpe d´Huez, queríamos integrar otro mito al recorrido de la carrera femenina", señala Rousse, que llama también la atención sobre la última etapa. Porque, aunque no tiene final en alto, ascenderá otra de las leyendas del Tour, el Col de la Joux-Plane, 11,6 kilómetros al 8,5 % de desnivel, pero cuya cima se sitúa a medio camino de la etapa de 124 kilómetros.

"Será una jornada muy dura donde jugará mucho el desgaste tras una semana de competición sin descanso. Hemos querido acumular las máximas dificultades en el fin de semana final para preservar todo lo posible el suspense de la general", asegura la excorredora. "Creemos que el nivel global del ciclismo femenino ha aumentado verdaderamente y nos permite afrontar más desniveles, al tiempo que sabemos que hay más chicas capaces de afrontar jornadas de media montaña", reflexiona Rousse, dentro de una evolución similar a la que está viviendo el ciclismo masculino.

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