Teahupo'o, un extraño en los Juegos de París
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Teahupo'o, un extraño en los Juegos de París




2024-07-26

Acudir a unos Juegos Olímpicos es uno de los mayores logros a los que puede aspirar un deportista, representando a tu país y buscando la gloria frente a millones de espectadores. Pero cuando hablamos de surf en los Juegos de este año se abre una herida entre los participantes con la esperanza de competir en París, como cualquier deportista olímpico que acuda a la cita. Aunque suene extraño, la disciplina de surf se disputará a más de 15.000 kilómetros de París.

El Comité Olímpico Internacional pretendía llevar el ‘espíritu olímpico’ a otro nivel y elevarlo a nuevas alturas, y para ello han decidido mover el surf a las playas de Tahití. Cuando se toma la decisión de trasladar tan lejos una de las modalidades más nóveles de los Juegos, se hace pensando en la ambición por expandir las olimpiadas por toda Francia, involucrado a los territorios franceses de ultramar, mostrando sus distintas comunidades y presumiendo del rico y diverso patrimonio francés en la Polinesia Francesa (océano Pacífico).

Allí están algunas de las playas más espectaculares y hermosas del planeta. Pero también está la ola Teahupo´o, una de las olas más peligrosas del mundo, que se ha llegado a cobrar la vida de cinco surfistas al golpearlos violentamente contra el arrecife de coral, haciendo honor al rey que le da nombre, Teahupoo, antiguo líder de la zona occidental de Taiarapu, que construyó una tétrica pared con las cabezas de los oponentes que derrotaba en las batallas. Tres deportistas españoles participarán por primera vez en la historia en esta disciplina, en medio del océano Pacífico, bajo una de las olas "más importantes" con una “extrema violencia que es temida por todos los surfistas”.

Andy Criere, Janire González-Etxebarri y Nadia Erostarbe harán su debut en las olimpiadas el día 27 de julio y buscarán volver a España con una medalla colgada del cuello el 31 para estrenar el medallero nacional en esta disciplina y rodeados de una polémica medioambiental que ya ha movilizado a cientos de personas en las calles de Tahití.

Hace varios meses, The Guardian, diario británico, alertaba sobre cómo cualquier construcción sobre el arrecife puede afectar su vida y ecosistema. Todo ello por la intención de sustituir la torre tradicional usada en el WSI por una torre de aluminio que tiene un coste aproximado de 5 millones de dólares.

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