Las amenazas a trabajadores del Hospital Roosevelt han generado alarma en la comunidad médica y en la ciudadanía. Pandilleros intimidan a médicos, enfermeras y personal administrativo, lo que ha derivado en temor, ausencias laborales y reducción en la calidad de atención hospitalaria.
Un hospital bajo presión
El Hospital Roosevelt, uno de los más grandes y concurridos de Guatemala, enfrenta nuevamente una crisis de seguridad. Reportes internos confirman que varios trabajadores recibieron llamadas, mensajes y visitas de supuestos pandilleros que les exigen “cooperación” o favores. Estas amenazas a trabajadores del Hospital Roosevelt van desde intimidaciones verbales hasta advertencias directas contra sus familias.
El origen de las intimidaciones
Las primeras denuncias surgieron a finales de septiembre, cuando personal administrativo y de enfermería notificó que individuos vinculados a maras comenzaron a presionarles. Según los informes, las amenazas a trabajadores del Hospital Roosevelt tienen dos objetivos principales: obtener acceso privilegiado a información de pacientes y garantizar atención preferencial a heridos que forman parte de estructuras criminales.
Impacto en la atención médica
El miedo ha comenzado a impactar el servicio. Algunos empleados solicitan traslados a otras unidades, mientras que otros se ausentan por temor. Como consecuencia, las amenazas a trabajadores del Hospital Roosevelt provocan retrasos en la atención y sobrecarga en el personal que permanece activo. Pacientes reportan que las consultas se han vuelto más lentas y que la tensión es evidente en los pasillos del hospital.
La voz de los trabajadores
“Nos sentimos abandonados. No tenemos protección suficiente y sabemos que estamos en la mira de estas personas. Solo queremos trabajar sin miedo”, relató una enfermera bajo anonimato. Este testimonio refleja la angustia de decenas de empleados que sufren diariamente el peso de las amenazas a trabajadores del Hospital Roosevelt.
Respuesta de las autoridades
El Ministerio de Gobernación y la Policía Nacional Civil desplegaron agentes en el perímetro del hospital. Sin embargo, médicos y pacientes consideran insuficientas las medidas. Las amenazas a trabajadores del Hospital Roosevelt persisten porque el problema no solo ocurre afuera, sino también dentro del hospital, donde pandilleros se infiltran haciéndose pasar por visitantes.
La Dirección del hospital solicitó mayor presencia policial y controles de ingreso más estrictos, incluyendo el registro de visitantes y acompañantes de pacientes.
Antecedentes de violencia contra médicos
No es la primera vez que el personal médico en Guatemala enfrenta este tipo de intimidaciones. En 2017, una balacera en el Hospital Roosevelt dejó siete muertos, incluidos pandilleros y civiles, cuando un grupo armado intentó rescatar a un reo hospitalizado. Desde entonces, el hospital ha sido identificado como un punto de alto riesgo. Las amenazas a trabajadores del Hospital Roosevelt reactivan recuerdos de aquel episodio trágico.
El miedo como herramienta de control
Expertos en seguridad señalan que las maras utilizan el miedo como estrategia. Las amenazas a trabajadores del Hospital Roosevelt buscan someter al personal y demostrar poder frente a las instituciones del Estado. En contextos de alta vulnerabilidad, incluso un simple rumor puede paralizar al sistema de salud.
Consecuencias psicológicas
El impacto psicológico en médicos y enfermeras es devastador. Psicólogos del propio hospital reconocen que aumentaron las consultas por ansiedad, insomnio y estrés laboral. La amenaza a trabajadores del Hospital Roosevelt no solo afecta la productividad, sino también la salud mental de quienes están en primera línea de atención.
Pacientes en riesgo
Las consecuencias no recaen únicamente sobre los empleados. Pacientes crónicos y emergencias se ven directamente afectados por la reducción de personal. Las amenazas a trabajadores del Hospital Roosevelt ponen en riesgo la continuidad de tratamientos vitales, como diálisis, cirugías y terapias intensivas.
Comparación regional
El problema no es exclusivo de Guatemala. En El Salvador y Honduras, médicos y enfermeras también han denunciado ser blanco de pandillas. En algunos casos, hospitales debieron cerrar temporalmente áreas completas por intimidaciones. La situación en Guatemala, marcada por las amenazas a trabajadores del Hospital Roosevelt, se inserta en un patrón regional de violencia contra el sector salud.
El papel de los sindicatos
Sindicatos de salud exigieron medidas más contundentes. Piden la creación de protocolos de seguridad específicos para hospitales en zonas de riesgo y apoyo psicológico para el personal. La ausencia de garantías laborales frente a las amenazas genera malestar y desconfianza hacia las instituciones del Estado.
Reacciones ciudadanas
La ciudadanía ha expresado solidaridad con los trabajadores. En redes sociales, se han multiplicado mensajes de apoyo y llamados a reforzar la seguridad. Sin embargo, también hay temor entre pacientes, quienes deben acudir al hospital pese a las amenazas a trabajadores del Hospital Roosevelt, porque no tienen otra alternativa para recibir atención médica especializada.
El reto de garantizar seguridad hospitalaria
Los expertos coinciden en que la seguridad hospitalaria debe ser una prioridad nacional. El Hospital Roosevelt atiende a miles de pacientes al día y es considerado un centro de referencia. Garantizar la protección de su personal y usuarios es vital para la estabilidad del sistema de salud.
Las amenazas a trabajadores del Hospital Roosevelt exigen un abordaje integral: más seguridad, investigación criminal y coordinación entre instituciones de justicia.
Conclusión
Las amenazas a trabajadores del Hospital Roosevelt reflejan la vulnerabilidad del sistema de salud frente al crimen organizado. El miedo afecta la vida de médicos, enfermeras, pacientes y familias, y pone en riesgo la calidad de atención en uno de los hospitales más importantes del país. Urge que las autoridades garanticen seguridad real y permanente para que el personal pueda trabajar en paz y la ciudadanía reciba atención digna.
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