Bloods, Crips y H-Block
El narcotráfico en Estados Unidos no es solo un fenómeno de importación de drogas desde países latinoamericanos o europeos. Diversas pandillas locales, con sello estadounidense, juegan un papel clave en la producción, distribución y venta de estupefacientes dentro del territorio nacional. Desde Los Ángeles hasta Boston, estas organizaciones generan enormes ingresos, violencia y control territorial, mostrando que la crisis de narcóticos interna tiene raíces profundas y complejas.
Orígenes históricos de los Crips y los Bloods
Los Crips surgieron a finales de la década de 1960 en Los Ángeles, California, como una coalición de pandillas juveniles en barrios marginados. Inicialmente se formaron con la intención de proteger a sus comunidades de la violencia externa y de otros grupos rivales, pero rápidamente evolucionaron hacia estructuras criminales sofisticadas, centradas en el control territorial y la venta de drogas.
En respuesta a la expansión de los Crips, surgieron los Bloods en la década de 1970. Este grupo se consolidó en barrios como Compton, Watts y South Central Los Ángeles, adoptando símbolos y colores distintivos para marcar su territorio y diferenciarse de los Crips. La violencia entre estos grupos ha marcado la historia del crimen urbano en ciudades como Los Ángeles, Chicago, Nueva York y Baltimore, convirtiéndose en un fenómeno nacional.
El fenómeno de los cárteles urbanos estadounidenses
A diferencia de los cárteles latinoamericanos, los Crips y Bloods no solo controlan la distribución de drogas importadas, sino que también han desarrollado redes de producción interna y logística compleja. Estas pandillas actúan como verdaderos cárteles urbanos, estructurados jerárquicamente y con estrategias de expansión territorial y cooperación entre facciones.
En Watts, Los Ángeles, por ejemplo, operan la ‘Grape Street Crips’, ‘PJ Watts Crips’, ‘Bounty Hunter Bloods’ y ‘Hacienda Village Bloods’. Cada set mantiene jerarquías internas con líderes que supervisan la distribución de drogas, el cobro de extorsiones y la resolución de conflictos dentro del territorio. La violencia entre estos grupos y contra otros rivales es constante, y muchas veces las víctimas son miembros inocentes de la comunidad.
Casos emblemáticos de pandillas en Estados Unidos
En 2024, 11 integrantes de la ‘Grape Street Crips’ se declararon culpables de posesión, distribución y conspiración para la venta de drogas como fentanilo, heroína y cocaína. La organización controló el tráfico en el complejo de viviendas ‘Oscar Miles Village’ de Newark y sus alrededores entre 2021 y 2022, operando casi a diario y utilizando armas de fuego para mantener su poder. Este caso refleja la capacidad de estas pandillas para consolidar territorios urbanos estratégicos y generar ingresos significativos.
En Chicago, los Crips y Bloods han extendido sus operaciones a través de escisiones locales que controlan barrios enteros, implementando estrategias similares a las de cárteles internacionales. En Nueva York, bandas como los ‘Latin Kings’ y ‘Trinitarios’, aunque con raíces étnicas específicas, también colaboran ocasionalmente con Crips y Bloods para el tráfico de drogas y lavado de dinero, mostrando la interconexión entre distintas organizaciones criminales.
Impacto económico y lavado de dinero
Las pandillas no solo generan dinero ilícito, sino que buscan legitimarlo mediante inversiones en negocios legales. Lavaderos de autos, talleres de reparación, moteles, licorerías y concesionarios de vehículos son utilizados para blanquear ganancias. Algunos pandilleros veteranos incluso compran bienes raíces para asegurar capital a largo plazo y garantizar la continuidad de sus operaciones criminales.
Además, estas organizaciones financian abogados y fianzas de miembros arrestados, asegurando que los líderes y operadores clave continúen supervisando la venta de drogas y las actividades delictivas. El Departamento de Justicia estadounidense recomienda que las fianzas de pandilleros asociados al narcotráfico se eleven a por lo menos 100.000 dólares debido a la gravedad de sus delitos y a su alta reincidencia.
El cártel H-Block y la violencia en Boston
El ‘H Block Street’, surgido como pandilla en Boston, Massachusetts, es una de las organizaciones más influyentes y violentas del noreste de Estados Unidos. Su origen se remonta a los ‘Humboldt Raiders’ en los años 80. En la década de 2000, resurgió como ‘H-Block’, consolidando su control territorial y su participación en el tráfico de drogas.
La pandilla mantiene el miedo entre los residentes de Roxbury y otras zonas, realizando tiroteos, asesinatos y amenazas constantes. En 2015, uno de sus miembros disparó a un agente de policía de Boston a quemarropa, reflejando la audacia y el nivel de violencia de este grupo. En abril de 2025, Jerry Gray, miembro del H-Block, fue sentenciado por distribución de cocaína, posesión de armas y municiones, mostrando que incluso los integrantes con antecedentes criminales extensos siguen operando dentro de la estructura del cártel.
Expansión territorial y cooperación entre cárteles
Los Crips y Bloods no solo operan en sus ciudades de origen; han extendido su influencia a nivel nacional. Facciones de ambos grupos han comenzado a cooperar en operaciones de narcotráfico, especialmente para maximizar ganancias y reducir conflictos internos. La venta de drogas se ha extendido a lugares remotos como Hawái, el norte de Alaska, y áreas rurales en varios estados, demostrando la capacidad de estas pandillas para adaptarse y expandir su red de distribución.
Esta cooperación incluye compartir rutas de transporte, contactos para abastecimiento de drogas y estrategias para evadir la vigilancia de las fuerzas de seguridad. En algunos casos, los cárteles locales actúan como intermediarios para cárteles internacionales, integrándose en cadenas de suministro que abarcan desde México hasta Canadá.
Impacto social y comunitario
La presencia de estos cárteles urbanos tiene consecuencias profundas en las comunidades: violencia, inseguridad, desplazamiento de familias, cierres de negocios y deterioro de la calidad de vida. Los jóvenes son particularmente vulnerables, ya que muchas veces son reclutados desde temprana edad para tareas de venta de drogas o vigilancia, perpetuando un ciclo de criminalidad intergeneracional.
La violencia armada también tiene efectos directos en la educación y la salud. Escuelas en zonas de alta actividad pandillera registran tasas de absentismo elevadas, y los hospitales atienden a un número creciente de víctimas de violencia. Las comunidades afectadas requieren programas de intervención integral que combinen educación, prevención y oportunidades económicas para romper el ciclo de criminalidad.
Estrategias de las autoridades y desafíos legales
La DEA, el FBI y el Departamento de Justicia han intensificado sus esfuerzos para combatir estas organizaciones. Esto incluye operativos masivos, arrestos estratégicos, confiscación de drogas y armas, y seguimiento de los flujos financieros utilizados para lavar dinero. Sin embargo, la adaptabilidad de estas pandillas, su estructura flexible y la colaboración entre facciones complican la tarea de las autoridades.
Las políticas de prevención incluyen programas comunitarios, educación sobre drogas y colaboración entre fuerzas locales y federales. Aun así, el poder económico y territorial de Crips, Bloods y H-Block requiere un enfoque multifacético que combine justicia, rehabilitación y desarrollo social.
Conclusión
Bloods, Crips y H-Block muestran que el narcotráfico en EE.UU. no es solo un problema importado. Estas pandillas son cárteles urbanos con estructuras complejas, poder territorial y capacidad para generar ingresos multimillonarios. La solución requiere coordinación entre agencias federales, estatales y locales, junto con políticas de prevención social, educación y rehabilitación, para reducir la influencia de estas organizaciones en el futuro.
El desafío es enorme: mientras los cárteles urbanos continúen adaptándose y expandiéndose, las comunidades seguirán siendo víctimas de un sistema criminal que se nutre de la desigualdad, la violencia y la falta de oportunidades.
Información Cortesía de RT
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