Nvidia: de fabricante de tarjetas gráficas a líder absoluto
Cuando se piensa en la empresa más valiosa del mundo, los nombres que vienen a la mente suelen ser Apple o Microsoft, históricamente afianzados en la cúspide del mercado bursátil. Sin embargo, en 2025 ese paradigma cambió radicalmente. La compañía que comenzó diseñando tarjetas gráficas para videojuegos es hoy la reina indiscutible de los mercados globales: Nvidia.
Un ascenso imparable: Nvidia supera a Apple y Microsoft
En julio de 2025, Nvidia superó la barrera de los 4 billones de dólares en valor de mercado, alcanzando actualmente los 4,3 billones, lo que la coloca por encima de los gigantes Microsoft y Apple. Este hito refleja cómo la inteligencia artificial (IA) no solo está revolucionando la tecnología, sino también el mapa económico mundial.
Su dominio como fabricante de chips, especialmente GPU de alto rendimiento, la convirtió en el motor detrás de la actual fiebre de la IA. Modelos de lenguaje masivo (LLM) como ChatGPT, Gemini o DeepSeek necesitan de la potencia de los procesadores de Nvidia para existir. Desde 2022, la compañía ha marcado el rumbo de esta era tecnológica.
Los inicios humildes: del garaje a Silicon Valley
Nvidia fue fundada en 1993 por Jensen Huang, Chris Malachowsky y Curtis Priem. Su meta inicial era llevar gráficos 3D al mercado de los videojuegos, en un tiempo en el que esta industria apenas empezaba a consolidarse. En ese entonces, nadie imaginaba que la apuesta por los chips gráficos se convertiría en la base de la inteligencia artificial global.
A mediados de los 2000, la compañía estuvo a punto de fracasar. Sus apuestas parecían más erradas que acertadas, y muchos inversionistas presionaban para que abandonaran sus ideas más arriesgadas. Pero Huang no cedió. Su visión de convertir las GPU en supercomputadoras paralelas cambiaría el destino de Nvidia.
CUDA: el gran giro de 2006
En 2006, Nvidia lanzó CUDA (Compute Unified Device Architecture), una interfaz de programación que permitía aprovechar las GPU no solo para gráficos, sino también para cálculos masivos en ciencia, investigación y, más adelante, inteligencia artificial. Este avance marcó un antes y un después en el mundo de la computación, abriendo un mercado completamente nuevo.
Lo que parecía una apuesta arriesgada se convirtió en la semilla del boom actual. CUDA permitió que investigadores entrenaran modelos de IA mucho más rápido que con CPUs tradicionales. En 2012, cuando AlexNet revolucionó el aprendizaje profundo usando GPU de Nvidia, quedó claro que Huang había apostado correctamente.
La columna vertebral de la IA
Hoy las GPU de Nvidia son la infraestructura central del ecosistema de IA. A diferencia de las CPU, las GPU pueden dividir grandes tareas en miles de procesos simultáneos, lo que las hace insustituibles para entrenar y ejecutar modelos de lenguaje, visión por computadora y simulaciones científicas.
De los videojuegos y el cine, pasaron a ser el motor de industrias como la medicina, la biotecnología, las finanzas, la automoción autónoma e incluso la exploración espacial. Sin sus chips, el desarrollo de la IA generativa actual simplemente no sería posible.
Explosión bursátil sin precedentes
Las cifras hablan por sí solas. Según Forbes, el precio de las acciones de Nvidia se ha disparado en la última década en un 35.000 %. Una inversión de 1.000 dólares en 2015 hoy equivaldría a 350.000 dólares.
En 2023 alcanzó el billón de dólares en valoración, en 2024 superó los 3,2 billones y en 2025 ya lidera el mundo con más de 4,3 billones. Ninguna otra compañía tecnológica ha crecido con tanta velocidad en tan poco tiempo.
Los chips H100 y H200: el oro de la era digital
El H100 de Nvidia se convirtió en el chip más codiciado del planeta. Empresas, universidades y gobiernos compiten por adquirirlo, conscientes de que quien controle la infraestructura de IA controlará también sectores estratégicos como la economía, la seguridad y la defensa.
La demanda global fue tan masiva que Nvidia presentó su siguiente generación: el H200, aún más potente, diseñado para satisfacer las exigencias de los modelos de IA más complejos. Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y potencias asiáticas han invertido miles de millones en estos chips como parte de sus agendas nacionales de innovación.
Retos geopolíticos y expansión estratégica
No todo ha sido sencillo. El 17 de septiembre de 2025, China prohibió la comercialización de chips avanzados de Nvidia en su territorio, en un movimiento que refleja la guerra tecnológica entre Washington y Pekín. Al día siguiente, Nvidia sorprendió con la compra de una participación de 5.000 millones de dólares en Intel, iniciando una nueva etapa de cooperación en el desarrollo de centros de datos a gran escala.
Este tipo de alianzas apunta a consolidar a Nvidia no solo como proveedor de hardware, sino también como un actor central en la infraestructura global de IA. Los hiperescaladores (mega centros de datos) serán el terreno de batalla de los próximos años, y Nvidia parece decidida a liderarlos.
El factor humano: Jensen Huang, el visionario
El ascenso de Nvidia no se entiende sin su carismático líder. Jensen Huang, nacido en Taiwán y emigrado a Estados Unidos, ha sido descrito como una mezcla entre Steve Jobs y Elon Musk. Su estilo pragmático, su obsesión por el detalle y su capacidad para anticipar tendencias tecnológicas lo convirtieron en uno de los directores ejecutivos más influyentes del siglo XXI.
Con su característica chaqueta de cuero, Huang ha llevado a Nvidia de ser un fabricante de nicho a convertirse en el corazón de la economía digital. Bajo su mando, la compañía no teme arriesgar, reinvertir y desafiar incluso a sus clientes más poderosos.

¿Un futuro sin techo?
Expertos como Beth Kindig, de I/O Fund, sostienen que Nvidia podría alcanzar un valor de 6 billones de dólares para 2026. El argumento es simple: a medida que crece la demanda de IA, las cargas de trabajo serán cada vez más pesadas, y Nvidia sigue siendo el actor mejor posicionado para proveer la infraestructura necesaria.
Algunos analistas, sin embargo, advierten que el crecimiento meteórico también acarrea riesgos: la dependencia de la cadena de suministro asiática, la competencia de AMD y de fabricantes chinos, y la posibilidad de que nuevas arquitecturas emergentes reduzcan la hegemonía de las GPU.
Conclusión: el nuevo titán de la era digital
Nvidia ya no es solo un fabricante de chips: es el pilar de la inteligencia artificial moderna. Su historia demuestra cómo la innovación, la persistencia y la visión a largo plazo pueden transformar a una compañía al borde del fracaso en la empresa más valiosa del planeta.
En un mundo donde la IA redefine industrias enteras, Nvidia no solo marca el paso: lo acelera. La gran pregunta que queda en el aire es si algún día otro actor será capaz de desplazarla o si, como ocurrió con Microsoft en los años 90, asistimos al nacimiento de un dominio prolongado.
Información Cortesía de RT
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