Fuerzas de seguridad confirmaron que pandilleros amenazas contra dos escuelas apadrinadas por una empresa víctima de extorsión.
Mixco, Guatemala. Las fuerzas de seguridad confirmaron este lunes que un grupo de pandilleros lanzó amenazas contra dos escuelas ubicadas en Mixco, luego de exigirle dinero a la Licorera Nacional, empresa que apadrina a dichos centros educativos. Según las investigaciones, la intimidación forma parte de un esquema de extorsión en el que la compañía habría sido presionada para entregar sumas de dinero bajo la amenaza de atacar a los niños y maestros de esas escuelas.
El modus operandi de la extorsión
La extorsión es uno de los delitos más recurrentes en Guatemala y, según datos del Ministerio de Gobernación, afecta a más de 10 mil comercios al año. En este caso, los pandilleros presuntamente vinculados a la Mara Salvatrucha habrían usado un mecanismo de terror social: amenazar no directamente a la empresa, sino a los proyectos educativos que apoya, para ejercer una presión emocional más fuerte.
De acuerdo con las primeras pesquisas a los pandilleros, las amenazas llegaron en forma de llamadas telefónicas y mensajes anónimos, en los que los delincuentes aseguraban que, de no recibir el pago exigido, atentarían contra los centros educativos, poniendo en riesgo la vida de cientos de estudiantes.
Impacto en la comunidad educativa por pandilleros
Las escuelas afectadas se ubican en zonas consideradas de alta vulnerabilidad, donde el acceso a la educación ya enfrenta múltiples obstáculos. La noticia de las amenazas generó alarma entre los padres de familia, quienes expresaron su temor de enviar a sus hijos a clases en medio de un ambiente de inseguridad.
“No es justo que nuestros niños tengan que vivir con miedo. Queremos educación, no violencia”, comentó una madre de familia durante una reunión comunitaria organizada tras conocerse las amenazas.
Las autoridades educativas locales informaron que se mantienen en coordinación con el Ministerio de Gobernación y la Policía Nacional Civil (PNC) para reforzar la seguridad en los alrededores de los centros escolares.
Respuesta de la Licorera Nacional
La Licorera Nacional, empresa que desde hace años ha apadrinado a ambas escuelas con programas de apoyo escolar, alimentación y actividades culturales, rechazó tajantemente ceder a las extorsiones. En un comunicado, la compañía aseguró que colaborará con las fuerzas de seguridad para investigar y denunciar los hechos, al tiempo que reafirmó su compromiso con la niñez y la educación en Mixco.
“No vamos a negociar con criminales. Nuestro compromiso es con los niños, con la comunidad y con la educación. Trabajaremos de la mano con las autoridades para garantizar la seguridad de todos”, señaló la empresa en su pronunciamiento oficial.
Operativos y acciones policiales
En respuesta a las denuncias, la PNC desplegó operativos preventivos en distintos puntos de Mixco, incluyendo patrullajes en las zonas cercanas a los centros educativos amenazados. Fuentes policiales confirmaron que las unidades especializadas en investigación criminal ya trabajan en identificar a los responsables de las llamadas extorsivas.
Además, se ha reforzado la vigilancia en torno a las rutas de acceso a las escuelas, para garantizar que los estudiantes puedan llegar y retirarse sin riesgos adicionales. El Ministerio de Gobernación aseguró que se tomarán medidas “contundentes” contra los grupos delictivos responsables.
Pandillas y control territorial
La amenaza contra los centros educativos vuelve a evidenciar la estrategia de las pandillas para expandir su control territorial y económico. Según informes de inteligencia, tanto la Mara Salvatrucha como el Barrio 18 mantienen presencia en Mixco, donde disputan rutas de extorsión y venta de drogas.
Especialistas en seguridad señalan que el uso de la intimidación contra instituciones educativas representa una nueva fase en la dinámica criminal: atacar espacios que deberían ser intocables para ejercer presión. Esta táctica no solo busca dinero, sino también sembrar miedo colectivo.
Un problema que se repite
El caso de las escuelas en Mixco no es aislado. En los últimos cinco años, el Ministerio Público ha registrado más de 300 denuncias por extorsiones vinculadas a centros educativos, especialmente en municipios con fuerte presencia de pandillas. En varios casos, las amenazas obligaron a suspender clases o a cambiar de sede a comunidades enteras.
La Asociación de Padres de Familia de Guatemala (APF) exigió al Estado acciones más firmes para garantizar la seguridad escolar. “No podemos seguir viviendo bajo el chantaje de grupos criminales. La educación es un derecho y debe protegerse con toda la fuerza del Estado”, señalaron en un comunicado.
Impacto psicológico en los estudiantes
Más allá del riesgo físico por pandilleros, la amenaza contra las escuelas afecta directamente la estabilidad emocional de los niños y adolescentes. Psicólogos advierten que la exposición constante a noticias de violencia puede generar ansiedad, estrés y disminución del rendimiento académico.
“Los niños no deberían preocuparse por si van a ser víctimas de un ataque cuando entran a la escuela. La seguridad educativa debe ser una prioridad”, indicó la psicóloga infantil Ana Lucía Morales.
Medidas de prevención
Las autoridades locales, en conjunto con la comunidad, han comenzado a implementar medidas preventivas como:
- Refuerzo de seguridad policial en las entradas y salidas de las escuelas.
- Charlas de prevención para estudiantes y padres de familia.
- Canales de comunicación directa con la PNC ante cualquier emergencia.
- Programas de acompañamiento psicológico para los estudiantes afectados.
Conclusión
La amenaza de pandilleros contra las escuelas apadrinadas por la Licorera Nacional refleja la crudeza con la que las estructuras criminales intentan doblegar a empresas y comunidades. Sin embargo, también deja ver la resistencia de instituciones, familias y autoridades que buscan defender la educación como un espacio de esperanza y desarrollo. En medio de la violencia, Mixco vuelve a ser un recordatorio de que la seguridad escolar es una lucha que no puede posponerse.
