La Flotilla Global Sumud navega hacia Gaza en un gesto de solidaridad con el pueblo palestino frente a años de genocidio televisado.
Llevamos casi dos años de genocidio televisado en Gaza. El Ministerio de Salud palestino informa de 63.700 muertos, incluyendo trabajadores sanitarios y periodistas, mientras estudios independientes elevan la cifra a más de 80.000 si se consideran muertes indirectas por inanición o colapso sanitario.
A plena luz del día, se bombardean hospitales y escuelas, se ejecuta a civiles y se impide la entrada de ayuda humanitaria. La hambruna se utiliza como herramienta de guerra: se destruyen rutas de suministro y se bloquean las fronteras. Estas acciones constituyen crímenes de guerra según el derecho internacional, aunque Israel las implementa con impunidad.
Israel como actor tutelado por Occidente
Israel funciona como una base occidental en Oriente Medio, instalada sobre un proyecto colonial. El sionismo nunca logró ser mayoritario entre los judíos y fue cuestionado por las propias comunidades judías. Tras el Holocausto, las potencias coloniales vieron la oportunidad de instalar un enclave funcional a sus intereses estratégicos.
Primero fue el Imperio británico, con la Declaración Balfour de 1917, y luego Estados Unidos, garantizando financiamiento, armas e impunidad diplomática. La ubicación estratégica de Israel, su industria militar y su rol en la vigilancia regional explican por qué puede actuar con total impunidad en comparación con otros países.
La flotilla como continuidad histórica
En este contexto, la Flotilla que navega hacia Gaza no es un gesto aislado. La iniciativa comenzó en 2008, apenas dos años después de que Israel impusiera su bloqueo sobre la Franja. Desde entonces, varias flotillas han desafiado el cerco marítimo, incluida la Mavi Marmara en 2010, atacada por comandos israelíes que mataron a diez activistas.
Hoy, en 2025, se organiza la flotilla más numerosa, con embarcaciones de distintos puertos mediterráneos y la participación de figuras conocidas. Esta misión mediática y simbólica evidencia la fractura entre la solidaridad ciudadana y la narrativa oficial de los gobiernos occidentales.
Reacciones y represión en Occidente
El ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, propuso catalogar como «terroristas» a quienes integren la flotilla. Esto refleja el temor de Israel ante el aumento de la solidaridad internacional con el pueblo palestino, que cuestiona la propaganda y el chantaje diplomático occidental.
Las protestas también se han reflejado en calles, universidades y eventos deportivos. La Vuelta Ciclista a España debió detenerse antes de la meta en Bilbao debido a manifestaciones contra el genocidio y la participación de un equipo israelí. La flotilla, en este contexto, simboliza la resistencia y el cuestionamiento del doble rasero occidental.
Impacto global y simbolismo de la flotilla
La flotilla no detendrá el genocidio por sí sola, pero visibiliza la fractura entre gobiernos cómplices y pueblos que ya no quieren ser parte del crimen. Representa un hartazgo global ante la injusticia y evidencia el despertar de una conciencia internacional que exige derechos humanos y justicia.
El movimiento de la flotilla también ha generado ecos en Europa. En Génova, estibadores advirtieron que bloquearían puertos si se pierde contacto con los barcos, mostrando que la solidaridad con Palestina se conecta con luchas obreras y la justicia social a nivel global.
La flotilla refleja la creciente oposición a la impunidad institucionalizada y a un sistema internacional que viola derechos fundamentales. Su misión simboliza la presión que la ciudadanía ejerce frente a gobiernos que históricamente han protegido a Israel frente a la ley y los tratados internacionales.
Informacion Cortesía de RT
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