El presidente de Colombia, Gustavo Petro, respaldó este jueves una propuesta internacional que busca poner fin a los bombardeos ejecutados por el Ejército estadounidense contra embarcaciones civiles en aguas del Caribe. La iniciativa, impulsada por Catar, busca mediar con Washington para detener las operaciones letales que han generado una ola de condenas en América Latina y en organismos internacionales de derechos humanos.
“Respaldo la propuesta de que Catar medie entre el Caribe y los EE.UU., para cambiar la política alrededor de lanzar misiles sobre jóvenes caribeños pobres que no lleva sino al asesinato”, escribió el mandatario colombiano en su cuenta oficial de X (antes Twitter), dejando clara su posición en contra del uso desproporcionado de la fuerza militar en la región.
Una propuesta de Petro con alcance diplomático
El pronunciamiento de Petro se da luego de que diversos informes internacionales revelaran que el Gobierno de Catar habría ofrecido interceder entre Estados Unidos y los países del Caribe, con el objetivo de abrir un canal diplomático que permitiera frenar la escalada de violencia. Sin embargo, fuentes citadas por el New York Times aseguran que la administración de Donald Trump habría rechazado la oferta de mediación.
Según las filtraciones, el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, fue quien bloqueó directamente la iniciativa. Rubio, uno de los halcones de la política exterior estadounidense, ha mantenido una postura abiertamente hostil hacia el gobierno de Venezuela y ha insistido en que Washington debe mantener una “presión máxima” en la región, bajo el argumento de combatir el narcotráfico y las “dictaduras aliadas a potencias extranjeras”.
Las revelaciones indican que Rubio habría intervenido personalmente para detener las conversaciones encabezadas por el enviado presidencial especial Richard Grenell, quien hasta ese momento lideraba un acercamiento diplomático con el presidente venezolano, Nicolás Maduro. Según el New York Times, Trump ordenó suspender cualquier tipo de diálogo con Caracas y centrar todos los esfuerzos en operaciones militares y de inteligencia.
Tensiones en aumento en el Caribe
Desde agosto de 2025, el Caribe se ha convertido en un escenario de alta tensión geopolítica. El despliegue de unidades del Ejército de EE.UU. bajo el pretexto de reforzar la lucha antidrogas ha derivado en una serie de incidentes fatales. En varios casos, los bombardeos contra lanchas sospechosas de tráfico han terminado con la muerte de pescadores, jóvenes locales y civiles que no tenían relación alguna con el narcotráfico.
Organismos internacionales, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, calificaron las acciones como “ejecuciones extrajudiciales”, advirtiendo que el uso de armamento pesado contra embarcaciones pequeñas constituye una violación grave al derecho internacional humanitario. Además, señalaron que el número de víctimas civiles podría ser mayor al reportado oficialmente.
De acuerdo con fuentes regionales y Petro, desde el inicio del operativo militar en el Caribe, Estados Unidos habría perpetrado al menos cuatro ataques letales que dejaron un saldo de 21 muertos, en su mayoría jóvenes pescadores de comunidades costeras en Haití, Jamaica y Venezuela. Estos hechos, según los gobiernos locales, han destruido el sustento de familias enteras y provocado un clima de miedo entre los pobladores del litoral.
Una región que reclama paz
El Caribe fue declarado oficialmente una “Zona de Paz” en 2014 por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un compromiso regional para evitar la militarización y promover la cooperación pacífica. Sin embargo, los recientes ataques de EE.UU. amenazan con revertir esa condición y arrastrar a la región hacia una nueva etapa de conflicto y tensión.
“Estamos viendo cómo la región del Caribe, históricamente marginada y empobrecida, se convierte en el escenario de un experimento militar que no tiene otro objetivo que intimidar”, expresó Petro en una entrevista posterior. “No hay una guerra contra las drogas. Hay una guerra contra los pobres”.
El papel de Venezuela y las acusaciones de Washington
Uno de los principales detonantes de la crisis ha sido la insistencia del Gobierno estadounidense en vincular al presidente Nicolás Maduro con organizaciones del narcotráfico. Sin embargo, tanto Caracas como varias fuentes independientes han desmentido las acusaciones, asegurando que se trata de una excusa para justificar operaciones militares y sanciones económicas.
En una reciente declaración televisada, Maduro acusó a Washington de librar una “guerra multiforme” contra su país, con el objetivo de provocar un cambio de régimen y apoderarse de los recursos naturales de Venezuela. “Nos atacan para robarnos el petróleo, el gas, el oro y el agua”, sostuvo el mandatario, agregando que su país responderá ante cualquier agresión.
Petro y la visión de un nuevo orden regional
Desde su llegada al poder, Gustavo Petro ha buscado posicionarse como una voz crítica frente a la política exterior de Estados Unidos. En múltiples ocasiones ha denunciado el doble rasero con el que Washington aplica sus políticas, al tiempo que ha promovido la necesidad de un nuevo pacto latinoamericano basado en la soberanía, el respeto mutuo y la justicia climática.
“Los países del Caribe no pueden seguir siendo tratados como patios traseros. Somos pueblos con historia, dignidad y derecho a decidir sobre nuestro destino”, afirmó Petro durante la última cumbre de la CELAC. En sus palabras, la cooperación regional debería centrarse en el desarrollo sostenible, la lucha contra la desigualdad y la protección del medioambiente, no en la militarización.
El respaldo del presidente colombiano a la mediación de Catar es, por tanto, coherente con su línea de política exterior. La propuesta plantea crear un mecanismo de diálogo permanente entre Estados Unidos, los países del Caribe y América del Sur, con el fin de abordar conjuntamente temas de seguridad marítima, narcotráfico y derechos humanos, desde un enfoque no bélico.
EE.UU. y las contradicciones de su política en la región
A pesar de las críticas internacionales, el Gobierno de Donald Trump ha defendido sus acciones como “operativos legítimos” contra redes criminales que supuestamente operan en el Caribe. No obstante, informes de agencias estadounidenses reconocen que más del 80 % de las drogas que ingresan al país provienen del Pacífico, especialmente desde Ecuador, Colombia y Perú, y no del Caribe.
Esta contradicción alimenta las sospechas de que los ataques en el Caribe obedecen más a una estrategia política que a una necesidad operativa. Algunos congresistas estadounidenses han pedido explicaciones al Departamento de Defensa y han solicitado una revisión de los protocolos de uso de la fuerza en el extranjero.
Una región al borde de una nueva crisis diplomática
Con el apoyo de Petro y la mediación de Catar, la propuesta para detener los bombardeos busca desactivar una crisis diplomática que amenaza con expandirse. Si bien la Casa Blanca no ha emitido una respuesta oficial, fuentes cercanas aseguran que el tema se discutirá en el próximo Consejo de Seguridad Nacional.
El riesgo, según expertos, es que una negativa de Washington podría fortalecer la percepción de que Estados Unidos actúa con impunidad en la región, debilitando aún más su imagen internacional. Además, un rechazo a la mediación catarí podría provocar una respuesta unificada de América Latina en defensa de su soberanía.
Mientras tanto Petro y, los habitantes de las islas afectadas continúan viviendo en un clima de incertidumbre. Los pescadores temen salir al mar, las comunidades locales exigen justicia, y las familias de las víctimas aún esperan una explicación oficial. En este contexto, las palabras de Petro resuenan como un llamado a detener una tragedia que amenaza con escalar.
Información Cortesía de RT
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